jueves, 27 de octubre de 2011

ESCÁNDALOS EN LA ADMINISTRACIÓN DE LUIS PÉREZ GUTIÉRREZ


Lo que se pretende rescatar de todo lo que a continuación se dice, es que en la ciudad de Medellín pasan cosas ante la mirada atónita de todos y aunque somos concientes de lo que sucede, optamos por un mutismo que es una característica en nosotros, y lo más triste de todo, es que hoy en día sufrimos las consecuencias pero no hay ni un solo responsable.

No es desconocido el nombre del mal llamado Doctor Luis Pérez Gutiérrez, a Dios gracias ex alcalde de Medellín, quien ocupará dicho cargo entre los años 2000 - 2003, citado más por la cantidad de escándalos dentro de su administración, que por la cuantía de propuestas logradas en su plan de gobierno.

Si queremos dar un significado dentro de este contexto a la palabra escándalo, el más acertado es la palabra despilfarro. Un plan de gobierno cuyo principal objetivo era convertir la ciudad en un Paris criollo, llena de parques, luces y centros de espectáculos, cuando, sin ser desconocido por ninguno de sus habitantes, las prioridades son otras: la mendicidad, la deserción escolar por falta de oportunidades, la falta de empleo, la falta de inversión en hospitales, los animales y los ancianos, que están tirados entre el cuarto del San Alejo, por citar sólo algunos ejemplos.
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Basta con dar un pequeño paseo por la ciudad, para descubrir un mundo que está sin terminar (en su mayoría), producto del legado de un administrador que de contabilidad no tenía ni idea y que pese a todas las recomendaciones posibles, llevó a cabo sus propuestas.

Antes de comenzar con un recuento de hechos que marcan este ensayo, quiero destacar que las modificaciones a la ciudad realizadas en esta campaña de gobierno, no son malas, porque es notorio que engalanan “la ciudad de la eterna primavera” y que posiblemente con una mejor administración arrojen frutos provechosos para la comunidad. Lo malo está en los medios de los que se valieron para financiar todas las propuestas, los errores que han salido a la luz pública una vez entregó las riendas de la ciudad, y que en estos tiempos no son ésas las prioridades que se debe plantear un gobernante en una ciudad como Medellín.

Empecemos por la propuesta, a nuestro juicio, menos provechosa que pudo postular y que en contra de todas las advertencias y de la lógica misma, llevó a cabo: Internet para todos; la pregunta es: ¿quiénes son todos? El plan, con una estructura de financiación poco interesante, porque tres años es demasiado para pagar un objeto que se desvaloriza en menos de un mes e incluso, en ocasiones, en una semana; entonces cuando el comprador termine de pagarlo, el PC no valdrá ni la mitad de lo que pagó; el público a quien iba dirigido el programa era el de bajos recursos, entonces entra a jugar otra variable bien particular: a las personas de bajos recursos, las ahorcan las cuentas de cobro por los servicios públicos domiciliarios, ¿cómo pensar en la posibilidad de que se puedan someter a un incremento obligatorio por tres años? No hay que ser un mago de las finanzas para concluir que la ciudadanía, en especial el sector pobre, ni tiene la prioridad de adquirir un computador, ni tiene la forma de pagarlo. Sin embargo, Luis Pérez, prosiguió con su plan y como necesitaba adquirir recursos para comprar a la empresa proveedora de los PC el lote (porque ellos sí eran inteligentes y sabían que no habría quién respondiera por la deuda), sacó la plata de EPM, es decir, metió a EPM en una deuda de varios miles de millones, deuda que no ha sido sanada y posiblemente la perderá EPM, porque a la fecha han sido muchos los computadores devueltos y los que se han perdido por falta de ubicación de los deudores.

Otro interesante proyecto es la nueva Plaza de Toros o como su nuevo nombre lo dice, Centro de espectáculos La Macarena: éste es de los proyectos más excluyentes que se realizaron, porque se supone que si el sitio es para espectáculos, sólo quien pueda pagarlos, puede disfrutarlos, lo que hace que hasta el estrato tres se haga a un lado porque en ocasiones no hay la posibilidad de asistir a estos eventos. No sólo el proyecto es innecesario sino que está mal ubicado, porque cada vez que se utiliza se desordena la ciudad, ya que los carros son ubicados a lado y lado de la vía regional (convertida en un improvisado y peligroso parqueadero), que es bien importante para el flujo vehicular, y como si fuera poco, según estudios acerca de la obra, después de estar casi terminada, dicen que hay problemas de acústica y que la solución acarrea otra millonaria inversión, decisión que le tocará tomar al actual gobernante.

Encontramos también la construcción del nuevo centro de Convenciones de Medellín, que promete ser de los mejores en Latinoamérica. Entonces el interrogante es simple: si se pensaba construir este centro de convenciones, ¿para qué invertir tanto dinero en la plaza de toros, que de una u otra forma, presta servicios con tanta similitud? Es una muestra más del despilfarro en cosas que la ciudad no necesita con tanta urgencia y que la engalana pero no la sana.

Igualmente carece de sentido construir ciclorutas en una ciudad que no se caracteriza por ser la más segura, donde la comunidad no está acostumbrada a utilizar la bicicleta como medio de transporte; además, meterlas en las zonas planas, lleva a pensar en otro desfase: ¿quiénes viven en las zonas planas? Las personas con buena estabilidad económica (mínimamente donde se hicieron los primeros trece kilómetros del proyecto), que si no tienen carro, utilizan el taxi; y como si fuera poco, ubicarlas en lugares donde no hay espacio, encontrando una efímera solución en la reducción del tamaño de la calzada, haciendo que el flujo del tráfico sea más inmanejable, cuando lo que se necesita es lo contrario. A Dios gracias, el actual mandatario ya dijo que los otros 87 kilómetros de ciclorutas no serán construidos, porque la comunidad no los acoge, o más bien porque la comunidad no los necesita.

Hay otra serie de escándalos que ponen en ridículo a la ciudad completa y en tela de juicio la ética de las personas que están a cargo de las empresas locales, como la famosa compra de la vajilla, por parte de la gerente de EPM, por un absurdo valor de cien millones de pesos; el despilfarro en vuelos chárter a la Guajira, en compañía de modelos y de gerentes de otras empresas importantes, a revisar el proyecto que adelanta EPM en esa zona, a raíz del manejo de la energía eólica; la construcción de un mariposario que acarreaba costos por cinco mil millones de pesos y la plata que nunca apareció con el fin de construir un albergue para los animales.
Luis Pérez entregó el cargo, y de la plata que se perdió, así como de todos estos actos no hay ningún responsable. Él, impero, sigue su camino politiquero, como si nada hubiera pasado; sin arte ni parte, y lo peor, parece que se nos olvidó todo esto quedando como un pueblo sin memoria; tal vez nos está pasando como reza un sabio dicho popular: “quien desconoce su historia, está condenado, inevitablemente, a repetirla”.

Ojalá que estas cosas dejen de pasar tan tranquilamente y que tengamos el valor para hacernos respetar; pero lo más importante es que nos eduquemos para no jugar así con lo que no nos pertenece y si algún día somos los encargados de determinar el rumbo de una entidad pública, sea cual sea, pensemos en las verdaderas necesidades y que este tipo de trabajo es por y para la gente, no para unos pocos de la rosca.

Hagamos que prime la necesidad colectiva sobre la individual!


Fuentes
o Tamayo Cruz, Luis Alfonso
o Caracol Noticias
o El Colombiano, “Otra Batalla Jurídica Que Gana Luis Pérez”
o La Noche, RCN. Especial desde Medellín con el ex alcalde Luis Pérez

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